“Mi cine es un intento de entenderme y entendernos mejor”

Cesc Gay | Truman

©Maku López

©Maku López

No ha cumplido los cincuenta y es ya para muchos el gran relator de lo pequeño en el cine español, el director más capaz en nuestro país para plasmar en la gran pantalla lo que pasa en el piso de al lado o en la oficina de enfrente. Para contar, sin épica pero con pasión, la vida multiplicada por la vida. Para Cesc Gay, “un día perfecto nada tiene que ver con la escritura. Escribir es complicado y supongo que a los que lo hacemos debe ocurrirnos algo parecido a los que suben al Everest: la idea de hacerlo es sugestiva, pero cuando estás a media cumbre no imagino que nadie se lo esté pasando realmente bien”. Debe saberlo él, que calladamente lleva más de una decena de títulos en su filmografía y, mientras disfruta los gozos sin sombras que le está dando ese perro llamado Truman, da forma a una serie de televisión que combinará thriller y comedia. Todo un reto.

Por Juan MG Morán

¿Qué le mueve más a la hora de narrar?
Hay cosas de nuestra forma de ser y de comportarnos, de lo que somos o intentamos ser, que me parecen interesantes de ser contadas y expuestas ante el espectador. Es solo eso. Mi cine es un intento de entenderme y entendernos mejor.

A la hora de ficcionar, lo cotidiano le resulta altamente poderoso.
No tengo demasiada imaginación para crear situaciones y personajes ajenos a mí. Envidio a los guionistas que lo hacen y construyen con solvencia mundos que no conocen. De momento, yo encuentro en lo cotidiano material y temas suficientes para contar.

¿Dónde reside el poder de una buena historia?
Eso nadie puede contestarlo con seguridad, porque si fuera así sería muy fácil escribir siempre grandes textos. Hay que asumir que existe una parte de magia, hay algo intangible que hace que una historia, un guión y luego la película que sale de él funcione y se conviertan en algo que al espectador le llegue y vaya a recordar. Es un gran misterio y, para mí, es ese, en parte, el atractivo de este oficio.

¿Alguna vez le ha tentado dirigir algo que no tenga nada que ver con su universo?
Lo intento cada día y cada vez que me pongo a pensar en un nuevo proyecto. Pero igual tengo que esperar a que me llegue un guión no escrito por mí para que me decida a dirigir algo de género, por ejemplo.

¿Cuál es para usted el verdadero éxito de un largometraje? ¿Qué pasa cuando ocurre lo contrario?
El éxito de una película se mide por un equilibrio de factores. Su rendimiento en la taquilla, los premios y festivales en los que ha participado, la buena prensa que haya cosechado… Cuando eso ocurre, como está pasando con Truman, te levantas más contento por la mañana. Cuando no es así, los amigos y unas copas son la mejor medicina para no desanimarte y seguir en esta profesión donde se vive proyecto a proyecto. Eso no hay que olvidarlo nunca.

Siendo un gran autor de historias, ¿qué final imagina para Truman en la noche de los Goya?
La verdad es que intento no pensar en ello. Los premios que nos den, que espero que nos den alguno, serán recibidos con mucha alegría y orgullo.

Ricardo Darín

Lo complejo, lo simple

Ha sido el artífice del extraordinario vínculo entre Cámara y Darín, que no se conocían y ahora han pactado subir juntos a recoger los galardones si alguno de los dos gana.
Con otros intérpretes Truman habría sido otra película. Los actores son los que dan vida a eso que solo existe en un papel, igual que un músico hace con una partitura. Ellos son el alma y por eso es tan difícil esta profesión. Tuve la suerte de pensar en ellos desde el principio y que luego aceptaran y pudieran estar en la película. Sin duda, me ayudaron a hacerla mejor.

En Truman ha convencido a casi una veintena de grandes intérpretes españoles para interpretar una sola escena. Se le considera un gran director de actores.
Como director lo que intento es entender de dónde surge y cómo relacionan su propia personalidad con su profesión, cómo funciona íntimamente en ellos ese vínculo. Cuando entiendo eso puedo ayudarles con mis sugerencias. Es un error pensar que lo que sirve para una persona sirve también con otra. La interpretación es un ejercicio muy delicado, intuitivo y poco racional. Hay que ser muy consciente de ello.

En este filme se acerca a la enfermedad y a la muerte. ¿Cómo se relaciona usted con situaciones tan tremendas como esta?
Mucho peor que el personaje de Ricardo Darín. En el fondo escribí ese personaje pensando en cómo me gustaría comportarme a mí cuando me llegue el momento. Como decía a menudo Ricardo en el rodaje, Julián es mucho más bravo que cualquiera de nosotros. Es valiente y tiene coraje, mira de cara a la muerte y eso es lo que intentó plasmar Ricardo en su interpretación: contar su personaje desde esa mirada casi desafiante.

¿Ha aprendido algo escribiendo y dirigiendo Truman?
Que todo es tan complicado y a la vez tan simple… En esa paradoja funcionamos día a día las personas, haciendo lo que podemos con nuestras vidas.