Un Goya para compartir

Aunque en 2013 ya salió a recoger el Goya en nombre de Chicuelo y Pablo Berger por el ‘No te puedo encontrar’ de Blancanieves que nos cantó haciendo vibrar todo el quejío de su cuerda flamenca, esta es la primera vez que la cantautora Sílvia Pérez Cruz se lleva a casa el Goya por una canción suya.El tema en cuestión es ‘Ai, ai, ai’, de la película Cerca de tu casa, de Eduard Cortés. Una cinta que, además, ha defendido no solo con un puñado de canciones a cual más bullente de vida y justicia, sino también como la protagonista absoluta de la función –un rol, el de Sonia, que también le valió una nominación como Actriz Revelación–.

Sílvia Pérez Cruz. ©Miguel Córdoba

A Pérez Cruz le resulta difícil disimular el regocijo tras obtener el anhelado premio. “Solamente estar nominada me parecía ya un premio en sí mismo” –nos cuenta– “pero el escuchar mi nombre como ganadora de la Mejor Canción Original fue una sorpresa. Pensé al salir: tendría que agradecer a mucha gente y tengo miedo de olvidarme a alguien, además prefiero hacerlo en persona, así que decidí cantar un pedazo de ‘No hay tanto pan’, que habla de cosas importantes”. Y vaya si lo cantó. Tanto que su discurso de agradecimiento se convirtió en uno de los momentos más inolvidables de la gala. Uno de esos que pasan a los anales y ahí se quedan echando flores.

Pero que se arrancara a cantar ‘No hay tanto pan’ tuvo también algo de justicia poética. Y no solo con los desahuciados, sino con el tema en sí mismo. “Lo cierto es que la canción que yo hubiese preferido presentar a Mejor Canción Original es ‘No hay tanto pan’. Me parece que refleja mucho más el espíritu de la película, sencillamente. Por una serie de normas internas de la Academia que tienen que ver con la cantidad de minutaje de música instrumental o cantada que debe tener un score para poder presentar las candidaturas musicales tuvimos que presentar ‘Ai, ai, ai’ y dejar ‘No hay tanto pan’ como parte del score candidato a Mejor Música Original”.

Nada que lamentar, por otro lado, ya que todo parece indicar que tanto esa mezcla de reggae y ska sambero que es ‘Ai, ai, ai’ como la rancherita ‘No hay tanto pan’ se han convertido instantáneamente en dos himnos antisistema que están en labios de todos. Y más contenta por ello no puede estar la diva de Palafrugell. “Trabajé muchísimo en la música de esta película y este premio es un reconocimiento a tanto trabajo, pero también a una película que habla de un tema importantísimo que se hizo con muy poco dinero y con mucha dedicación por parte de todos los implicados”, afirma orgullosa.

La concepción de ‘Ai, ai, ai’ fue todo un mundo. “El tema tenía que sonar por la radio mientras la niña bailaba y pensé que era la oportunidad de cantar desde la visión de una niña que está harta de que le quiten sus cosas (paredes, muñecos, cucharas, padres…)”, explica. “Cuando tuve que decidir qué tipo de arreglo hacía me acordé de Dead Man’s Bones, un disco que hacía poco me había enseñado mi compañero en la película Ivan Massagué y pensé que sería precioso escuchar a niños cantar como voz de las nuevas generaciones. Así que aproveché para que cantasen mi hija Lola y algunos de sus amigos”.

El lindo resultado, musicalizado con guitarras, voces, saxos, piano y otras sonoridades transculturales que forman parte del genoma musical de la cantante, pueden ser escuchados en el álbum Domus. “En total ha sido un proceso de más de tres años pero estoy muy contenta con el resultado porque había muy poco dinero pero mucho amor, y el resultado es, creo, honesto, valiente y nada pretencioso”, proclama. Visto el éxito, no es la única que lo piensa.