Querida Anna

Querida Anna: Hace ahora algo más de dos años apareciste por el casting de El olivo, en principio para la selección de las amigas de la protagonista. Como a todas las chicas que vinieron, Mireia Juárez y yo te pedimos que nos contaras si tenías una relación especial con alguno de tus abuelos. Era una manera de veros y escucharos fuera de las líneas de diálogo del guión. Y de conoceros un poquitín más. Tú te lanzaste con total desparpajo a contar varias historias tronchantes de tu yaya Anita… y me quedé enganchada. Eras divertida, lúcida, amorosa, inteligente, atractiva a rabiar, luminosa y rápida como una ardilla. Exactamente como cuando saliste, hace unos días, a recoger tu merecido Goya a la Mejor Actriz Revelación | Iciar Bollain

Ana Castillo abrazando a Belén Cuesta. ©Alberto Ortega

Después de ese día te llamamos de nuevo y te vimos como protagonista en varias pruebas, y siempre era igual: parecías conectar por completo con lo que hacías y decías, y eso volvía tu interpretación inesperada y totalmente magnética. Te pedimos que volvieras también para hacer una escena con varios actores para el personaje de Rafa, que finalmente interpretó tan bien Pep Ambrós. Con cada uno la escena resultaba distinta, porque tú reaccionabas de manera diferente a lo que cada uno de ellos comunicaba. A pesar de que decíais el mismo diálogo, no había nunca nada repetitivo ni similar en lo que hacías. Todo era nuevo cada vez, y todo tenía emoción, todo tenía verdad.

Sobre el papel las películas pueden ser de muchas maneras. Los protagonistas también. Pero hay un momento en el que eligen su forma y desde que llegaste al casting, El olivo empezó a tener ya para siempre tu rostro y tu voz.

Aguantar un protagonista sobre los hombros, y uno como Alma, que lleva el peso de la película, no es fácil. Darle réplica a un gigante de la interpretación como Javier Gutiérrez tampoco. Tú no te cortabas ni un pelo. Y a pesar de la intensidad dramática de muchas escenas, y de rodar prácticamente todos los días, lo llevabas con sorprendente ligereza. Creasteis entre tú, Javier, Pep, tus amigas, Paula y María, y el resto del casting, una complicidad muy bonita que iba más allá de las escenas y que se trasvasaba a la película.

El olivo nos ha traído a los que la hemos hecho muchas alegrías. Una de ellas para mí ha sido sin duda trabajar contigo y compartir después los estrenos, algunos viajes y la respuesta tan cálida de tanta gente, incluida la propia Academia.

Ojalá te lleguen papeles en los que puedas desarrollar todo tu talento, que es inmenso. Y que la vida te traiga muchas cosas buenas, tantas, al menos, como las que tú vas dando.

Muchísimas gracias Anna. Y muchísima suerte.

Un abrazo enorme.

*Iciar Bollain es directora y guionista y ha ganado dos Premios Goya: Mejor Guion Original y Mejor Dirección por Te doy mis ojos (2004)