Carlos Vermut dedica unas palabras a Najwa Nimri, Natalia de Molina y Eva Llorach, nominadas a los Premios Goya

Foto: ©Jorge Fuembuena – Academia de Cine

Por Carlos Vermut

Lo fundamental para mí a la hora de trabajar con los actores es el proceso de cásting. Es en ese momento donde lo más importante ha de decidirse. En todas las películas que he rodado hasta la fecha, he hecho el cásting poco antes de tener la versión definitiva del guión. Esto me permite poder trabajar en la versión final del guión al mismo tiempo que conozco a los actores que van a interpretarlo.

Hablar con ellos es importante para poder integrar características que ayuden a dar a sus interpretaciones una dimensión más personal. En el caso de Quién te cantará fue igual. La elección de los personajes de Lila y Violeta era muy importante, y era importante porque las actrices que interpretasen a estos personajes debían tener unas características similares, que posteriormente el guión debía potenciar. Hice una prueba con Najwa y Eva y pude comprobar que sí existía química entre ellas. Sentía aquello que debía aparecer en pantalla. Después de ese primer encuentro, terminé de perfilar el guión.

El proceso de trabajo de cada actriz se vio condicionado por las características de cada una como persona y cada personaje en particular. Creo que es importante escuchar a los actores y conocer cuál es su manera natural de expresarte, de comportarse detrás y delante de la cámara y enfatizar sus propias características para sacar lo mejor de ellos. Con Eva y Najwa trabajamos mucho desde el baile y las coreografías. Ensayaron muchas horas juntas para llegar a tener un nivel cercano de mímesis, hasta convertirse prácticamente en el mismo personaje. Además, era la excusa perfecta para que llegasen a tener cierta complicidad entre ellas.

Para la construcción del personaje de Marta, Natalia visitó varias raves de techno. Para trabajar la relación con su madre, era importante no caer en el exceso y conseguir que, aunque el personaje de Marta fuese agresivo, no fuese demasiado antipático o plano. Era importante que el espectador pudiese sentir de algún modo empatía hacia ella. El trabajo desde ese equilibrio era fundamental.

No hablé demasiado sobre el trasfondo psicológico de los personajes con las actrices. Al menos no más de lo que requería la propia historia. Prefería que fuese cada actriz la que pudiese imaginar todas esas preguntas que no están respondidas en el guión. Generalmente, si necesito que algún dato importante quede reflejado, lo suelo escribir en el propio guión. En otras ocasiones, si necesito cierta incertidumbre por parte de la actriz, prefiero que sienta ese sentimiento directamente antes que explicarle que ha de sentir incertidumbre. Las actrices de Quién te cantará tienen una gran imaginación y me parecía enriquecedor para la película escuchar sus impresiones sobre los personajes.

Con todas las actrices trabajamos, sobre todo, las secuencias de manera independiente. Marcamos el ritmo, el tono, los silencios y las pausas de cada una de las secuencias. No soy amigo de la improvisación en el set de rodaje, así que todo el proceso de añadir o quitar texto se hacía durante los ensayos, para llegar al rodaje con la actuación clara.

Foto: ©Jorge Fuembuena – Academia de Cine