El soldadito de plomo

En un crisol, un artesano funde plomo para construir unas figuritas. El metal fundido no es suficiente para todos los moldes y la última figurita queda sin una pierna. El artesano decide terminarla de todos modos, e incluso la pinta con más esmero que al resto.

Años más tarde un paquete llega a un Museo de Juguetes. Al abrir el paquete se encuentran con un pequeño soldadito de plomo sin una pierna, que colocan con mucha delicadeza en una sala llena de estanterías repletas de juguetes.

El Soldadito se enamora inmediatamente de la bailarina de una caja de música y su única meta será llegar hasta ella, lo que resultará una tarea complicada ya que se encuentra con un claro opositor: el Cigarrón, otro personaje del Museo que tiene las mismas intenciones y que tratará por todos los medios de deshacerse de su adversario.